El ministerio económico trasnacional

Thursday, November 23, 2006

Por: Rafael Escalante López

La base y el eje del gabinete económico del presidente electo Felipe Calderón, está integrado por los siguientes modernos “científicos” tecnócratas o economistas de corte neoliberal: el cardenal alemanoestadounidense, itamista —por lo el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM); se dice también que el presidente Calderón realizó en esa institución una maestría—, doctor de la Universidad de Chicago, Agustín Carstens Carstens, Secretario de Hacienda y Crédito Público, quien es una imposición del imperio a través del Fondo Monetario Internacional (FMI). Carstens tiene una formación profesional apoyada en la teoría neoclásica de la economía y su variante el monetarismo de Friedman, el padre del liberalismo económico, precisamente de la Universidad de Chicago.

También integra el ministerio económico, en la cartera de la Secretaría de Economía, el príncipe jesuita, economista del Tec de Monterrey, doctor por la Universidad de Pensilvania, Eduardo Sojo Garza-Aldape, excoordinador de la oficina de Políticas Públicas del foxismo y uno de los llamados Tres Reyes Magos de Fox. Sojo tiene también formación a la usanza neoclásica. La escuela económica de la Universidad de Pensilvania, se distingue particularmente porque explora, dentro del marco del esquema teórico neoclásico, los cambios en el sistema capitalista al hacer la transición de los mercados geográficos a las cadenas de comercio electrónico, vía Internet.

Igualmente forma parte del mando económico, el salino-zedillista, apóstata priísta, el teutón de origen y estadounidense de formación, empleado del Carlyle Group, el doctor en Economía por el Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT) y cuasi abogado, el itamista Luis Manuel Enrique Téllez Kuenzler, en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. Téllez tiene una alineación neoclásica recalcitrante, producto de su vacilación entre el derecho y la economía, y a su predisposición proimperial. A este sujeto se le debe la contrarreforma agraria y la privatización de las tierras ejidales.
Asimismo compone el gobierno económico, la alegre princesa germanomexicana expriísta salinista, la profesora itamista y exfuncionaria de PEMEX y Hacienda, la doctora por la Universidad de Columbia, Georgina Kessel Martínez, en la Secretaría de Energía. Aunque en sus entrevistas no se le han visto sus pertrechos de instrucción y profesionales, Kessel es considerada como una cuota de género.
Los otros miembros del gabinete económico son, otro expriísta renegado, el abogado Javier Lozano Alarcón, en la Secretaría del Trabajo; y, el ratificado secretario de Turismo, el exvocero presidencial de Fox y panista de cepa, el licenciado en Administración de Empresas por el Tec de Monterrey Rodolfo Elizondo.

El gabinete económico del presidente Calderón está claramente integrado por personas formadas básicamente en la escuela de la tecnocracia económica. Son básicamente técnicos formados en universidades privadas y con doctorados en el extranjero, con “alto” grado de preparación académica. La mayoría de estos “expertos” han usufructuado cargos públicos y son empleados de los grandes monopolios. Todos ellos son del mismo cuño en su perfil de percibir y afrontar las cuestiones gubernativas, exigen disciplina ortodoxa en finanzas públicas y variables económicas, con una presencia mínima del Estado en la economía y anteponen la eficacia del mercado sobre las necesidades sociales.

Otra vez los tecnócratas y sus intereses controlan y conducen los destinos del país. El problema es las decisiones económicas deben tomarse en el proceso político y no se les debe delegar en burócratas o tecnócratas, que le imponen al gobierno y a la sociedad la insensibilidad social. En nuestro país los tecnócratas se benefician de la reiterada delegación de decisiones en el manejo económico, privilegiando determinados intereses, que deberían formar parte de procesos político-democráticos.

El presidente Calderón se inclinó por apelar a las “destrezas” de los tecnócratas, que tanta confianza despiertan en los grandes inversionistas nacionales y extranjeros. La vía ahora en el terreno económico es la persistencia del modelo imperante en el país en los últimos casi 25 años.
Como se puede apreciar, con el “nuevo” gobierno nos esperan seis años más de la visión tecnocrática en la definición de la política económica. Es decir, enfrentaremos una concepción de cálculo económico numerológico —como mera mercadería y no como relación social—, y una política económica facciosa, al servicio de los grandes monopolios extranjeros y nacionales. Además, está por verse si este equipo económico está en las condiciones y tiene la capacidad para enfrentar los peligros del impacto de la crisis económica que se avecina…